Esas variables hacen que sea virtualmente imposible asignar una cantidad de años o millas como un trazo amplio, aunque esperaríamos que los amortiguadores (o puntales en vehículos con suspensiones de tipo puntal que incorporan los amortiguadores en un conjunto con resortes y otras partes de la suspensión) durar al menos cuatro o cinco años a menos que el vehículo haya sido sometido a un uso extremo. Tampoco es inusual que los amortiguadores y puntales duren 10 años antes de necesitar ser reemplazados en un vehículo que ha vivido la mayor parte de su vida sobre pavimento liso.
Por otro lado, los caminos irregulares marcados con baches, grietas grandes y crestas afiladas que recorren el pavimento (la típica prueba de tortura urbana) y hacen rebotar el automóvil provocarán un desgaste más rápido en los amortiguadores (también conocidos como amortiguadores porque amortiguan el rebote) . El transporte frecuente de cargas pesadas o la conducción en caminos sin pavimentar con baches profundos o rocas grandes incrustadas pueden causar un desgaste excesivo. Y si usted es del tipo que toma los baches de las carreteras bombardeadas a la misma velocidad que el asfalto fresco, ese enfoque despreocupado de las condiciones de la carretera y los baches seguramente cobrará un peaje de daños en los amortiguadores con el tiempo. El clima invernal y la sal del camino también pueden acortar la vida útil del amortiguador y del puntal de un automóvil al contribuir a la corrosión.
En lugar de usar el tiempo o el kilometraje para decidir cuándo reemplazar los amortiguadores y puntales, utilícelos como guías para saber cuándo inspeccionar toda la suspensión en busca de desgaste, daños y fugas (los amortiguadores contienen líquido). Algunos fabricantes de amortiguadores dicen que debe reemplazarlos a las 50,000 millas, pero eso es más para su beneficio que para el suyo. Hacer inspeccionar los amortiguadores y las partes de la suspensión a las 40,000 o 50,000 millas, y luego anualmente, es una mejor idea. Una inspección minuciosa debería descubrir qué piezas, si es que hay alguna, realmente necesitan ser reemplazadas.
Los resortes en la suspensión de su vehículo hacen la mayor parte de la amortiguación. Los amortiguadores y puntales mejoran la conducción y reducen el rebote causado por los resortes que se comprimen y sueltan para que no te desanimes por el camino. Si nota que su automóvil rebota o se balancea más de lo normal, un movimiento de “marsopa” sobre superficies onduladas, toca fondo sobre vías de tren o tiene más inclinación de la carrocería en las curvas, es posible que los amortiguadores estén desgastados o con fugas de líquido y será necesario reemplazarlos.
Las distancias de frenado más largas o las reacciones abruptas a través del volante son cambios que también pueden ser causados por amortiguadores desgastados, aunque su primera inclinación podría ser culpar a otra persona por esos problemas. Lo mismo ocurre con el desgaste desigual de los neumáticos: si no tiene ninguno de esos problemas, es posible que los amortiguadores aún necesiten atención. Los bujes, los “cojines” de goma y metal en los puntos de montaje y las conexiones, pueden estar desgastados y permitir un movimiento anormal de la suspensión o vibraciones que pueden hacer que una llanta se desgaste más rápido o ejerza más presión sobre otros componentes de la suspensión.
Pero hay muchos otros culpables potenciales entre las piezas y componentes del sistema de suspensión que podrían causar problemas de marcha o manejo o ruidos inusuales, como rótulas, tirantes y brazos de control en mal estado. No apunte automáticamente con el dedo a los amortiguadores ni compre un nuevo juego de amortiguadores de repuesto porque los nuevos amortiguadores están a la venta en el taller de reparación. Haga que un mecánico calificado realice una revisión completa de toda la suspensión y repárela con reemplazos según sea necesario para una conducción más suave y segura.
Acerca de los amortiguadores para carritos de golf
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